En el mes de
noviembre; ya casi vísperas de las fechas navideñas, la gente aprovecha los
domingos del fin de semana para hacer una escapada con la familia, los amigos,
etc. También son días de recogida de oliva; las llevan a las almazaras y a la
vuelta, hacen su parada correspondiente en algún restaurante conocido para
celebrar el negocio que acaban de realizar, con una comida a precio de menú del
día (pues tampoco hay que abusar), que se paga con el esfuerzo de horas de
frio, viento, sol y sudor.
Pero esto que
parece lo más normal del mundo se desvirtúa, cuando algunos empresarios de las
ambulancias en la Región de Murcia, que llevan seis años manteniendo a sus
trabajadores con el salario congelado, y en algunos casos hasta con descuelgues
salariales de convenio, (Lo que puede representar una pérdida de poder adquisitivo
en torno a 1.300€ en congelación salarial y de 900€ en antigüedad) reparten en
forma de "limosnas de menú para esclavos", convidadas chabacanas,
cuando en esos seis años, nos han dejado de pagar y ellos se han ahorrado, en
torno a 2.000.000€ (dos millones de
euros, sin contar con al ahorro en costes sociales, un 33% más o lo que es lo
mismo, unos 680.000€); es decir, más de 330 millones de las antiguas pesetas en
salario y más de 110.000€ en gastos sociales.
Imaginamos que
el ágape que las empresas murcianas del sector ofrecieron a sus empleados el 19
de noviembre de 2017 no llegó a costar dos millones de euros; porque la
digestión sería bastante lenta. Para aquellos trabajadores que acudieron
libremente, debieron preguntarle entre copa de vino y gambas a sus patronos:
¿Dónde están nuestros dos millones de euros? Cuando obtengan la respuesta, ya
podrán irse a sus casas a descansar sabiendo que este mes, o el que viene, les
costará llegar a fin de mes. Eso sí...
con la barriga agradecida sólo por un día.
Mientras
tanto, seguimos esperando a que las empresas murcianas se sienten a negociar el
III Convenio, ya comeremos nosotros y pagaremos el menú... pero con nuestra
familia al lado.
Comida a escondidas, donde tan solo unos pocos fueron invitados; tal vez tendrían miedo de que alguien les preguntara: ¿Dónde está mi dinero?
Comida a escondidas, donde tan solo unos pocos fueron invitados; tal vez tendrían miedo de que alguien les preguntara: ¿Dónde está mi dinero?
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